PUSILÁNIMES
PUSILÁNIMES!
¿Podemos permanecer impasibles viendo la trágica forma en que nuestro país sucumbe ante nuestra falta de carácter y empeño?
Ante el fracaso que estamos viviendo, que se traduce en el hundimiento del Estado y su debilidad institucional, cuando al menos cinco generaciones fracasaron en sostener vivo y vigente el concepto republicano y democrático, en una sociedad organizada que promueva el bien común y el progreso.
Qué le espera en el futuro cercano a la juventud, que como nunca, no despierta ni se revela por el País que recibe, lleno de problemas y contrasentidos, falto de lógica y racionalidad en el análisis y solución de sus problemas.
Ni unos ni otros. Viejos y jóvenes atónitos, paralizados sin saber qué hacer, en un país que podría ser la envidia del mundo, por pequeño, por feraz, por poco habitado, por fértil, por diverso, por variado por hermoso.
Diez y siete millones de inútiles llevando al país a su auto-destrucción, encantados de la vida, inconscientes, atontados, pusilánimes, entretenidos en nuestras propias miserias, ignorantes e irreflexivos.
Qué nos sucedió, qué maldición nos cayó, cuál ha sido la verdadera razón de esta tragedia moral que nos invade y nos impide reaccionar para castigar la infamia y el descaro de aquellos que causaron y lo siguen haciendo, con temeraria osadía, la destrucción de todo, principalmente de la economía, con el protervo objeto de imponernos sus absurdas ideologías y sus consignas de odio.
Haber aceptado en nuestras propias narices, que unos avivatos de la peor especie se lleven al peso la riqueza nacional, se hagan de enormes fortunas desfalcando al Estado, cuya riqueza nos pertenece, preparar como si no existiésemos una Constitución y Leyes ex-profeso preparadas para delinquir, estafar, engañar, transformar la sociedad al gusto de los pseudo-ideólogos del siglo XXI, al mando de un personaje de alma podrida desde su primera infancia, corrupto como él solo, capaz de contagiar con su dañada intención a un equipo de fulanos listos para perpetrar atracos, crímenes, actos viles y siniestros, hacerlo con absoluto descaro, para que luego, a vista y paciencia nuestra, fuguen del país muertos de la risa, bajo la complicidad de las autoridades que supuestamente manejan la justicia del país?
Fuimos en verdad capaces de tolerar que un enfermo, plagado de antecedentes criminales, que ahogó a su hermana, electrocutó a su compañero scout, causó la muerte de su padre, se vendía sexualmente en las calles de Bruselas, ostente títulos ilegítimamente obtenidos, gestione doctorados que constituyen una burla para los otorgantes, se aproveche personalmente, este delincuente avezado, recogiendo todo el dinero corrupto de la contratación pública, utilizando el mismo sistema de su época de pandillero en Guayaquil, destruya la economía fiscal gracias a su insuficiencia mental, huya impunemente al extranjero y tenga la audacia de cubrir sus espaldas con un nuevo gobierno salido de esa misma podredumbre, para finalmente confabular y luego que la justicia está por caerle encima por sus fallas garrafales, pretender con absoluta cara dura enchufarnos a un don nadie, para que lo amnistíe burlando al país con eso y con propuestas que seguramente nos llevarán al fondo del abismo!
Qué tal tranquilidad la nuestra. Si lo que debimos hacer es salir como lo hicieron los indios, a buscarlos a masacrarlos, a exterminar con barbarie a cada uno de esos repugnantes que se burlaron a más no poder de nosotros.
Cuál es el efecto de nuestra pasividad, o mejor de nuestra pusilanimidad. Un país destruido por la corrupción, por los pésimos y poco profesionales gobiernos, por ministros mediocres, sin iniciativas, nombrados por compromiso, no por mérito.
Han hecho del país lo que han querido, ni siquiera eso, lo que buenamente han podido, a la exacta medida de su espantosa mediocridad y falta de inteligencia, pero eso sí, con una interminable avidez por el dinero-ajeno- para aprovecharse de lo lindo, con impresionante e insaciable codicia. No existe un solo proyecto nacional ni local, administrado honestamente, cumplidamente; contratado correctamente, con precios aceptables y condiciones claras de cumplimiento. Todo fue sin duda, un gigantesco atraco y nosotros, los pusilánimes, bien gracias!
Faltó poco para que la audacia brutal del innombrable y sus secuaces, comiencen con lo de Chávez. Salir con televisión al frente, a recorrer el país diciendo “exprópiese” y con eso, exterminar la producción privada nacional y extranjera, que ha dejado al País más rico del mundo en total postración y sin salida.
Pero sigamos hablando de nosotros. Existe juventud en este país? Existen padres preocupados por el futuro de sus hijos? Hay ecuatorianos que quieran luchar por revertir este camino inexorable hacia la debacle económica?
No se los ve por ninguna parte. Los hombres y mujeres jóvenes, sin profesión ni trabajo, se acomodaron a ser mantenidos por sus padres, a quienes cada vez menos les alcanza para mantenerlos. Tiene la disculpa, de la falta de empleo. Los padres que han trabajado por veinte o treinta años, cansados y hastiados no van aponerse a estas altura de la vida a exigir resultados, buenos gobiernos o gestiones aceptables. Si las empresas estatales quiebran, si sus gerentes quedan impunes, si empresas extranjeras vienen a reemplazarlas, qué más da! Si tu empresa quiebra y te despiden, tu indemnización te consuela. Si desperdiciaste veinte años en un cargo público y te reemplazan con el yerno del nuevo jefe, qué puedes hacer!
Todo está muy mal administrado, está corrupto, está dañado y en un país así, quién va a querer apoyar. El FMI, sabe con certeza que no podremos pagar sus créditos. Por qué nos prestan, nadie sabe. Los chinos tienen embargado nuestro petróleo. Si no les pagamos, embargarán nuestros embarques en alta mar y confiscarán nuestras cuentas en el exterior. Ellos saben que sus condiciones son de inaceptable explotación a un País débil, que aceptó las condiciones de usura, porque además se corrompieron.
Por el lado que se examine, el País está en la peor ruina. Una catástrofe originada en nuestra paciencia. No debimos tolerar ninguna de las cosas que están sucediendo.
Sin embargo, protestar no significa destruir, como en Chile. Eso es hacer el juego a aquellos que ya previamente nos destruyeron. Pero si hay algo que podemos hacer. Organizarnos y denunciar. Luchar sin temor, como algunos de nosotros lo hicieron, pero que sus verdades no fueron suficientemente respaldadas por los ciudadanos. Los políticos son como quinceañeras. Temerosas entidades que se desmoronan ante la denuncia y la crítica, que, si hay respaldo de la ciudadanía, se desgranan como azúcar.
Tenemos que unirnos, ése es el secreto. De ahora en adelante no permitirles nada, no dejar que sus crímenes queden en la impunidad. Señalarlos ante cortes internacionales. Que los fiscales de esas cortes vengan a examinar la barbarie que cometieron. Una barbarie que significa la extinción de los más pobres, de los menos favorecidos, de los precarios indígenas, de los marginales urbanos, que se convierten en criminales para poder comer. En los ecuatorianos salvajes, que tiene derecho a civilizarse, en las colectividades indígenas que tiene derecho a su propia promoción social sin que sus dirigentes los exploten.
No dejemos que hagan de nosotros, un trapo de limpieza.
Reaccionemos, ¡antes de que sea DEMASIADO TARDE!
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