Ponme la cadenita
Ponme la cadenita! En algún hogar del mundo, esa mañana, como todos los días, se escuchaban los gritos alterados de un hombre regañando a su hijo: -Levántate pronto, lávate la cara, los dientes, péinate, ponte la camisa.... Pero apúrate, tienes que ir a clases. Sabes qué?... Ya no hay tiempo para que desayunes, en el camino tomarás tu jugo, pero no lo vayas a tirar.. Qué te dije, tonto? Ya te manchaste la camisa. Me tienes harto, nunca aprendiste a hacer bien las cosas. *El chiquillo guardaba silencio, sabía que le podía ir peor. Estaba tan atemorizado que ni siquiera podía decirle "papá".* En la escuela, constantemente era reprendido por su maestra porque se distraía. Siempre pensando por qué no podía ser feliz como los demás niños. Esa tarde al regresar a casa, sin saber por qué, se atrevió a romper el silencio y dijo: -Hoy me preguntó la maestra en qué traba...